PIVOT POINTS  |  Larry Levis, translation by Eugenia Muñoz

Los Dos Arboles

En latín mi nombre es liviano para portar y victorioso.
Yo leía hasta tarde en la biblioteca, luego
Caminaba pasando por los estantes, las hileras, los pasillos

De libros, donde las memorias de batallas lentamente dieron paso
A casos de historias de vejación y abuso.

Las negras ventanas daban por encima del negro prado.

                                  ~

Amigos, en la mitad de esta vida, fui abrazado
Por el fracaso. Se adhirió a mí y no se fue.
Cuando corrí, corrió hermanable la imitación.

A mi lado como una sombra. Ustedes nunca
Han sentido así, que todos los que conocen,

Entre más hablen convirtiéndose, en. . .

¿Conocidos? ¡Tantas opiniones fuertes!

Y cuando trataba de hablar—
Alguien interrumpiendo siempre. Me dolía la cabeza.
Y caminaba a casa en la oscuridad invernal.

Tenía aun dos amigos, pero ellos eran árboles.
Uno era un negundo, el otro un castaño de indias.

Yo solía detenerme en mi camino a casa para hablarle a cada

Uno de ellos. Los tres vivíamos en Utah en ese entonces, aun
Cuando nunca supimos por qué yo, el arce-árbol negundo, y el otro
Uno, cuyo nombre en latín nunca puedo recordar.

"Todo lo que he hecho ha sido para nada.
Ni siquiera sirve para mofarse," les decía yo
Y luego miraba arriba entre sus ramas y veía
Como ellas estaban cubiertas de hielo. "tú ni siquiera
Tienes ya un carro," uno de ellos contestaba.

Todas sus ramas relucientes arriba de mi,
No había luz más fría o clara.

Sobrepasé eso, pero nunca fui el mismo
Escuchando la nieve cambiar a lluvia y el viento remolinear,
Y el grito de la gaviota, que no podia volar más allá.

A tiempo, en pocos meses, pude caminar debajo
De ambos árboles sin tener que mirar más hacia arriba,
Nunca más, ni al que

Sus hojas y tronco otra vez poco a poco colonizaban
Los pájaros, tampoco al otro, más soñoliento, más estilizado,

Uno, que parecía frágil, pero realmente era

Indiferente a todo. Simplemente indiferente a eso,
Con las hojas pálidas escalando un lado de eso,
Un oscuro resplandor en ellas,

Y el otro lado, por alguna razón, oscuro pelado,
La misma, casi irresistible, esculpida indiferencia

En el contorno de sus ramas

Como si alguien que pedia ayuda
Hubiera sido de golpe encubierta, ocultada allí,

Su blanca piel justo debajo de la descarnada corteza

—mientras los trotadores me evitaban y yo fijé la vista—

Aun tentándome a entrar, para encontrarla,

                           Y poseerla completamete.